Una raza desarrollada por la Universidad Católica de Córdoba
Historia
La influencia del clima sobre las pasturas utilizadas para la producción animal en zonas cálidas ha hecho que las gramíneas mayormente difundidas se caractericen por brindar una elevada producción de pasto por unidad de superficie con una calidad nutricional inferior a la de especies típicas de zonas templadas.
Durante años el hombre trabajó para que su ganado produjera eficientemente en estas condiciones, donde además de lograr buenos consumos que se tradujeran en importantes aumentos de peso, se necesitaban animales capaces de enfrentar con éxito las duras condiciones imperantes, tales como altas temperaturas, escases de agua, características topográficas variables y elevada carga de ectoparásitos.
El profesor Jan Bonsma, de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica), desarrolló sus investigaciones en la Estación de Mara a partir de 1937 buscando un ganado adaptado a estas condiciones, seleccionándolo a través de datos científicos y observación visual, y desarrollo y estabilizando hacia 1982 la raza que hoy se conoce como Bonsmara.
En la búsqueda de adaptación, el doctor Bonsma ordenó cruzamientos dirigidos entre ganado nativo africano (Afrikánder) y ganado europeo Hereford y Shorthorn, obteniendo un animal con un 5/8 de sangre africana y un 3/8 de sangre europea, que debía cumplir con parámetros productivos estrictos a lo largo de su vida.
En busca de nuevas herramientas y alternativas capaces de mejorar lo ya existente y siguiendo el ejemplo de lo hecho por Bonsma, los profesionales de la Universidad Católica de Córdoba vieron oportunamente que la utilización de ganado nativo africano cruzado con ganado argentino de origen europeo podría ser un aporte importante para la ganadería nacional en general y la de la región subtropical en particular, debido a las bondades de la genética africana en cuanto a la adaptación a ambientes hostiles manteniendo altos valores en aspectos productivos de gran importancia, tales como precocidad sexual, fertilidad y calidad de carne, con la ventaja de contar con mejor genética de origen que la disponible para Bonsma en aquellos años y herramientas de evaluación que el profesor no tenía y que permiten arribar a animales de calidad superior.
Luego de varias generaciones de cruzamientos, la Universidad estuvo en condiciones de plantear un programa para la obtención de una raza sintética, producto del cruzamiento de ganado nativo africano con ganado europeo, seguido de un programa de selección aplicado sobre la población obtenida.
Origen de la población
Los individuos, producto de los cruzamientos entre ganado Sanga Nativo Africano (TULI) y animales de origen Europeo de las razas Hereford, Aberdeen Angus.
La Población Fundadora estuvo integrada por aquellos individuos que cumplen con las características genotípicas, del fenotipo exterior y con las exigencias productivas de la futura raza y estuvo destinada a constituir la población que dió origen a la misma.
Objetivos de selección
La raza San Ignacio se creó para ofrecer soluciones productivas, económicas y comerciales a los sistemas ganaderos, aportando animales que sean eficientes transformadores de forraje en carne en las condiciones de altas temperaturas que impone el norte argentino.
Luego de un profundo análisis de virtudes y defectos de las poblaciones bovinas que suelen poblar la mencionada región, se fijaron las características que debía poseer la raza para transformarse en una alternativa superadora.